Texto de Alejandro Pérez Ordóñez
Fotografías de © Rafael Galán García

Seguimos con Rafael Galán y sus fotografías recorriendo la Córdoba andalusí, y una parada obligatoria es la ciudad palatina de Madinat al-Zahra´, nombre castellanizado como Medina Azahara.


En septiembre del año 936, Abd al-Rahman III decidió iniciar la construcción de un impresionante conjunto palatino situado a ocho kilómetros al oeste de Córdoba, al que denominó Madinat al-Zahra´ (‘la ciudad brillante’).


Cuarenta años duró su construcción. Sus dimensiones eran notables: 1.518 metros de largo por 750 de ancho, ocupando en total casi 115 hectáreas construidas y protegidas por una muralla.


En su interior se levantaron 400 mansiones para los altos cargos de la administración, una gran mezquita y una serie de dependencias con una extraordinaria riqueza material y ornamental.


De creer a los cronistas de la época, existió un jardín zoológico con especies exóticas y habría albercas llenas de mercurio que producían un sorprendente efecto lumínico al incidir sobre ellas los rayos del Sol.


En el año 945 toda la corte y la administración estatal se trasladó a la nueva ciudad. Se calcula que vivieron en ella unas 20.000 personas, que serían los altos cargos de la corte califal con sus respectivas familias. En el año 951, la mayor parte de la ciudad palatina estaba ya prácticamente concluida.


El lujo de Madinat al-Zahra´ traspasó las fronteras del califato y se extendió por el mundo de su época. Su Salón Rico y la Sala de los Embajadores debían poseer una belleza deslumbrante según quienes los vieron y nos lo contaron.


Hoy podemos apreciar una pequeña parte de aquella maravilla en el conjunto arqueológico del que algunos sectores se encuentran parcialmente restaurados, otros en proceso y una importante extensión aún está por excavar.

Parte de los materiales recuperados a lo largo de las diversas campañas arqueológicas e investigaciones realizadas en Madinat al-Zahra´ se pueden contemplar en el centro de recepción de visitantes, constituido en un museo con piezas y contenidos del mayor interés.
Anda, no tenía ni idea de que el nombre significara «ciudad brillante». Qué maravilla de sitio, lo tengo apuntado para cuando vaya a Córdoba.
Me gustaMe gusta