Texto de Alejandro Pérez Ordóñez
Fotografías de © Rafael Galán García

Continuamos viajando en busca del patrimonio andalusí, y hoy nos vamos hasta Córdoba de nuevo, para visitar su Sinagoga.

Los orígenes de la cultura judía en la península Ibérica, territorio que ellos denominaron Sefarad, son bastante inciertos, aunque ya desde el periodo visigodo se detecta la presencia de comunidades hebreas en Tarragona, Tortosa, Sagunto, Elche, Córdoba y Mérida. A partir del III Concilio de Toledo (589) los judíos empezaron a ser vistos como enemigos de la unidad religiosa de Hispania. El creciente antisemitismo en el reino visigodo pudo ser un factor para que apoyasen la llegada de los musulmanes a partir de 711.

Lo cierto es que los judíos continuaron viviendo en sus ciudades, en barrios separados llamados juderías, e incluso muchos llegaron a alcanzar cargos importantes en el gobierno del califato Omeya, o en la corte Nazarí de Granada. En los reinos cristianos, conforme fueron avanzando sus conquistas de territorios andalusíes, también continuaron funcionando las juderías, cuyos miembros solían dedicarse al comercio y a ciertas profesiones como la medicina. No obstante, el rechazo de los cristianos a los judíos fue creciendo, hasta que finalmente fueron expulsados de la península por un decreto de los Reyes Católicos en 1492. Los judíos sefardíes, en su diáspora, han llevado la cultura hispana a diversas partes del mundo, conservando aún hoy un idioma derivado del castellano medieval, el ladino, entre otras tradiciones.

La Sinagoga de Córdoba es una de las principales que se conservan hoy en España. De dimensiones reducidas, se accede a ella, desde la calle Judíos, a través de un patio, donde se realizaba la ablución ritual previa. A continuación, por una escalera podían subir las mujeres hasta la tribuna que se les tenía reservada, mientras que los hombres accedían a la sala de oración en la planta baja.

El interior de las sinagogas medievales era muy sencillo, como se puede comprobar en ésta. En ellas solamente destacaba el hejal o tabernáculo, nicho reservado para la Torá (rollos de la Ley Hebrea), que se situaba en el muro orientado a Jerusalén. La sala de oración de la sinagoga cordobesa, de planta casi cuadrada, cumple con esta sencillez en su composición, si bien llama la atención del visitante la rica decoración de yeserías que recubre sus muros, conservada en su mayor parte a partir de los dos metros de altura. Ésta presenta las mismas características que el arte andalusí, apareciendo arcos polilobulados y angrelados, paños de sebka y composiciones geométricas y de ataurique. La cubierta se resuelve mediante una armadura de madera.

Podemos observar una serie de inscripciones epigráficas en hebreo, entre las que destaca la inscripción fundacional, según la cual, la sinagoga fue construida por Ishap Moheb en 1315 (año 5075 del calendario judío). En el muro sur hay un fragmento del Libro de los Proverbios, y rodeando las puertas se pueden leer partes del Salmo 122. En el muro norte hay versos bastante completos del capítulo 4 del Cantar de los Cantares.

Tras la expulsión de los judíos en 1492, la sinagoga fue transformada en hospital antirrábico, y después fue ermita de San Crispín y San Crispiniano, patronos del gremio de zapateros. De esta etapa como templo cristiano da fe la cruz que aún hoy se observa en el paramento occidental. Después fue escuela de párvulos. En 1885, tras el descubrimiento de sus inscripciones hebreas por Rafael Romero Barros (padre del pintor Julio Romero de Torres), fue declarada Monumento Nacional, y hoy en día es uno de los monumentos más visitados de Córdoba, tras la Mezquita-Catedral.

Hermosas fotos y un lugar con historia. Buen equipo que hacéis fotógrafo y redactor. Saludos.
Me gustaMe gusta
Gracias, nos ves con buenos ojos, jejeje 😉
Me gustaMe gusta
Qué yuyu da eso del hospital antirrábico… :-S
Me gustaMe gusta
No te preocupes, fue hace ya mucho tiempo 🙂
Me gustaMe gusta
Este domingo viajamos a Córdoba para quedarnos prendados 😍 Qué ganas!!!!!
Me gustaMe gusta
Esperamos que lo disfrutéis mucho, es una ciudad fantástica. Y si nuestro blog os ayuda a documentaros para vuestras visitas, nos alegramos más aún, jeje. ¡A pasarlo bien!
Me gustaLe gusta a 1 persona