Texto de Alejandro Pérez Ordóñez
Fotografías de © Rafael Galán García

Dentro de nuestro Viaje por al-Andalus, nos acercamos hasta la comarca granadina del Valle de Lecrín, vergel escondido entre la ciudad de Granada, Sierra Nevada y la costa de esta provincia. La zona se compone de un mosaico de fértiles tierras de cultivo y pequeños pueblos, entre los cuales encontramos Mondújar, integrado en el actual municipio de Lecrín, donde se conserva la fortaleza que a veces es denominada Castillo de Zoraya y otras Castillo o Castillejo de Mondújar, un lugar hoy de apariencia muy humilde y que suele pasar desapercibido, pese a su proximidad a la autovía entre Granada y la costa, pero con un pasado muy ligado a la dinastía real nazarí.


De época romana se conservan unas termas en el pago de El Feche, que estarían vinculadas a una villa existente en este entorno, datada entre los siglos I y IV. En la Edad Media la localidad era una alquería, qaryat Mundūšar. El pueblo actual se sitúa al pie de las estribaciones más occidentales de Sierra Nevada, justo en el límite superior de las tierras agrícolas del Valle de Lecrín y junto a la margen izquierda del río Torrente, afluente del río Ízbor y este a su vez del Guadalfeo. Forma parte del municipio de Lecrín, integrado por los pueblos de Acequias, Béznar, Peloteos, Chite, Mondújar, Murchas y Talará. El topónimo Lecrín, que además del moderno municipio abarca el conjunto de todo el Valle, procede del árabe al-iqlīm (=la región, el distrito).


La fortaleza fue mandada construir por Abū l-Ḥasan ‘Alī, conocido como Muley Hacén (Mulhacén), penúltimo sultán nazarí (reinó en el periodo 1464-1482). Las fuentes informan de que el castillo también contaba con jardines y huertas para recreo de la familia real, y fue el lugar de retiro para este sultán cuando se sublevó su hijo Boabdil en 1483, hasta su muerte dos años después. A veces es denominado Castillo de Zoraya por el nombre árabe que se dio a Isabel de Solís, esposa de Muley Hacén.


Isabel de Solís era una joven cristiana (rūmiyya) de unos 10 ó 12 años que fue hecha cautiva en Aguilar de la Frontera (Córdoba) en una expedición militar de los nazaríes en la década de 1470. Fue llevada a la Alhambra y se le dio el nombre de Ṯurayyā’ (=Pléyades), castellanizado como Zoraya o Soraya. En principio fue doncella de la hija del rey, pero con el tiempo este se fue sintiendo atraido por ella hasta que la convirtió en su esposa favorita, llegando a repudiar a su esposa legítima, ‘Ā’iša, y persiguiendo a los hijos tenidos con esta, especialmente a Boabdil.


Además, en tierras de esta alquería de Mondújar se estableció la rauda (cementerio) de la familia real nazarí. Ello es debido a que, tras la conquista de Granada, Boabdil camino del exilio exhumó los restos de sus antepasados y los trasladó hasta este lugar. Este hecho se conoce por numerosas referencias documentales, y además algunas tumbas fueron descubiertas durante las obras de construcción de la autovía A-44 entre Granada y Motril, en los años 1998 y 1999.

Tras la capitulación de Granada, el castillo de Mondújar tuvo diversos alcaides castellanos. El segundo de ellos, Pedro de Zafra, era hermano del Secretario de los Reyes Católicos, Hernando de Zafra, y falleció aquí durante la rebelión morisca de Las Alpujarras en 1499.

El castillo se sitúa en la cumbre del cerro del Castillejo (860 m), a 1,2 kilómetros de la población de Mondújar. La planta es irregular por adaptarse al relieve abrupto de la cumbre orográfica en la que se ubica.

En el exterior del recinto se conserva un aljibe de grandes dimensiones (7,50 x 4,80 m), con algunos restos de enlucido rojo. Existen restos de otro aljibe en el extremo noroccidental del recinto amurallado, en este caso más pequeño (5,65 x 2,30 m).

La muralla no se ha conservado en su totalidad, y la mayor parte de los muros y estructuras que hoy mantienen alzados de cierta consideración corresponden a las reformas castellanas, en los sectores noreste y sur.

En dicho ángulo noreste se conserva un acceso en doble recodo, en rampa, en el interior de una torre de planta trapezoidal, que debió tener dos plantas y terraza. La torre-puerta presenta cinco troneras abocinadas, y en el muro contiguo que cierra el recinto por el lado oriental existen otras dos de características similares.

La mayoría de las fábricas son de mampostería. En algunos puntos se conservan restos de enlucidos en los paramentos exteriores. En la parte inferior del lado norte una capa de mortero de cal cubre casi toda su superficie, sobre el cual se han grabado líneas incisas, con un diseño consistente en dos líneas curvas que comienzan en el mismo punto y dibujan formas que recuerdan a peces.


Las esquinas estaban reforzadas por pequeños sillares, que en algún caso son realmente maqabrillas (estelas funerarias de piedra) reutilizadas, seguramente procedentes de la necrópolis real. Otras esquinas han sido reparadas con ladrillo, que se usa también en las troneras, aunque en algunas los ladrillos han sido expoliados.


En el exterior de la fortaleza se observan los restos de la conducción que traería el agua hasta el gran aljibe exterior, que consistiría en un acueducto intubado del que actualmente es visible la base, que forma una especie de camino y acantilado artificial de unos 70 metros de longitud bastante rectilíneo.


Para saber más:
BOLOIX GALLARDO, B. (2013), Las Sultanas de la Alhambra. Las grandes desconocidas del reino nazarí de Granada (Siglos XIII-XV), Granada, Comares.
DE LOS REYES CASTAÑEDA, J.L. (1986), “Técnicas de construcción de las fortificaciones en el reino de Granada: el Valle de Lecrín”, en Actas del III Simposio Internacional de Mudejarismo. Teruel 20-22 de septiembre de 1984, Teruel, Instituto de Estudios Turolenses, pp. 373-378.
ESPINAR MORENO, M., GONZÁLEZ MARTÍN, C. (2008), Libro de Apeo y Repartimiento de Mondújar (Valle de Lecrín), Granada, Método.
GÓMEZ MORENO, M. (1942), “El cementerio real de los nazaríes en Mondújar”, Al-Andalus, VII, pp. 269-281.
ORIHUELA, A. y MOLINA-FAJARDO, M.A. (2021), “UAV Photogrammetry Surveying for Sustainable Conservation: The Case of Mondújar Castle (Granada, Spain)”, Sustainability, 13, 24. https://doi.org/10.3390/su13010024
RODRÍGUEZ AGUILERA, A., BORDES GARCÍA, S., y QUERO ENDRINO, F. (2001), “El programa de medidas correctoras de impacto arqueológico de la autovía Bailén-Motril. Tramo Dúrcal-Ízbor”, Bibataubín, 2, pp. 33-41.
Qué pena que un sitio como este pase casi desapercibido; aunque menos mal que te tenemos a ti para que nos descubras rincones así. Por supuesto, el expolio no podía faltar, qué mala leche se me pone…
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Cierto, el expolio es algo muy común, muchas veces la población de la zona ha acudido a los edificios en ruinas para obtener materiales de construcción para sus casas u otros edificios, y otras veces se producen por «buscadores de tesoros», que son los casos más indignantes.
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