Texto de Alejandro Pérez Ordóñez
Fotografías de © Rafael Galán García

Nuestro viaje en busca del patrimonio andalusí nos lleva hoy hasta Portugal. En su región más meridional, el Algarve (nombre que procede del árabe al-Garb al-Andalus = el Occidente de al-Andalus), encontramos la villa de Aljezur, localidad de unos 2.700 habitantes situada en la costa al norte del cabo de San Vicente. En el núcleo más antiguo de Aljezur, la llamada Aldeia Velha, encontramos su castillo, coronando un cerro de 88 m de altitud, rodeado por los meandros de la Ribeira de Aljezur. Aquí existió un antiguo puerto fluvial, dejando de ser navegable este cauce a partir del violento terremoto de Lisboa, el 1 de noviembre de 1755. La fortaleza se sitúa a unos 5 kilómetros de la desembocadura del río en el océano Atlántico, donde se forma la playa de Amoreira, uno de los bellos arenales costeros entre acantilados de la llamada Costa Vicentina.



El emplazamiento de Aljezur en época andalusí fue casi una isla, como parece indicar su nombre árabe (al-Yuzur = Las Islas), rodeada por una laguna marítima muy rica en pescado y marisco. Las muy fértiles tierras circundantes y las marismas justificarían la existencia de un poblado de campesinos y pescadores que poseían un recinto fortificado. Este, además de servir de refugio en caso de ataque, también tendría una probable función de granero y almacén colectivo.



El recinto amurallado, de planta poligonal, ocupa menos de una hectárea y en su espacio interior se localiza un aljibe. A lo largo de los muros se adosan minúsculos compartimentos contiguos que no parecen haber servido como estancias de habitación sino más bien como espacios de almacenamiento.



Los muros exteriores tienen un espesor de 1 metro y medio, y su alzado varía entre los 3 y los 5 metros. Hay indicios de haber contado con una barbacana o antemuro, con restos al oeste y al noroeste. La muralla se completa con un torreón semicilíndrico orientado al norte y un cubo de planta cuadrangular en el extremo sur. Ambas torres son macizas.



La fortaleza se sitúa sobre asentamientos anteriores que se remontan a la Edad del Bronce, y la cronología andalusí del castillo corresponde al periodo almohade (siglos XII y XIII). En 1249 es conquistado por los cristianos, bajo el mando militar de Paio Peres Correia, maestre de la Orden de Santiago durante el reinado de Alfonso III de Portugal, que donó todo el territorio de Aljezur a dicha orden. Tras este hecho, los portugueses adaptan la construcción para el alojamiento de tropas. Queda en estado de desuso y abandono ya desde el siglo XV.


En los años 1940 y 1941 se reconstruyeron las murallas y durante el resto del siglo XX se han realizado diversas obras de consolidación. Actualmente la visita es libre, a través de un camino de fácil acceso.


Para saber más:
- “Castelo de Aljezur” en el Sistema de Informação para o Patrimònio Arquitectònico.
- LARA, Rafael, “Castelo de Aljezur”, en Torres, castillos y fortalezas.
- TORRES, Claudio (1999), “Aljezur”, en Terras da Moura Encantada. Arte Islâmica em Portugal. Porto, Livraria Civilização Editora, p. 167.
- VV.AA. (2014), Ruta de al-Mutamid. Por el Algarve y Andalucía. Granada, Fundación El Legado Andalusí, pp. 22-27.
Con lo que me gusta a mí un castillo, y encima el Algarve lo tengo aún en mi lista de sitios pendientes por conocer… Así que motivo doble para ir por allí, oiga.
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El Algarve es una región preciosa y encantadora, mucho más allá de las playas, con un patrimonio excepcional, y este castillo es solo una mínima muestra. Hay que ir 🙂
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